La realidad es esta, al menos en los últimos trece días. La máquina parada y semienterrada en la nieve al igual que los vallados de la estación, dando una sensación de abandono que estremece a cualquiera que tenga interés en que las cosas funcionen.
Esta situación o similar, para nada real, se ha venido repitiendo a lo largo del invierno y de los inviernos anteriores creando una aureola de descontento entre los clientes que van a Linza a intentar ponerse los esquís de fondo y disfrutar.
Cuesta mucho atraer a clientes y más en invierno, pero con información falsa o ausencia de ella, las cosas no mejoran sino que empeoran notablemente. En Ansó lo estamos comprobando los establecimientos turísticos año tras año y la cosa no cambia ni tiene pinta de cambiar. Los clientes se van enfadados y eso tiene unas consecuencias para nada esperanzadoras que dan al traste con todos los esfuerzos que algunos hacemos por atraer un turismo invernal.
El entorno y las posibilidades de Linza con respecto al esquí de fondo son espectaculares, pero entendemos que no lo podemos utilizar como recurso turístico si solo se pisa y se cuida los días en los que hay una prueba o competición y poco más.
Por suerte las alternativas en la zona son muchas y nuestros clientes tienen varias posibilidades para elegir pero lo mejor sería, como ya hemos comentado en otras ocasiones:
"Alguien debería tomarse esto en serio"
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